Hablar de un día especial para la mujer, me hace pensar en los porqués, es decir, en las causas. ¿Porqué un día especial para la mujer y no para el hombre? ¿No somos iguales todos ante los ojos del Creador? ¿No tenemos todos iguales derechos y obligaciones ante la ley? ¿No conformamos, mujeres y hombres el mismo sostén de la trama social, y somos socios en la prosecución de la voluntad creadora de Dios?
Debería ser así…debería. Pero toda vez que se levantaron voces resaltando y significando a algún componente del entramado social, se hizo a partir de la vulneración de alguno de sus derechos.
Así, luego de la más tremenda conflagración bélica mundial del siglo XX se levantaron voces reclamando derechos para la humanidad, para los niños, para los discapacitados y para las mujeres.
Siempre las voces de los vulnerados, se alzaron cuando sus derechos fueron cercenados. Y este camino se hizo trabajoso, sinuoso.
Los derechos de los hombres, no están instalados, como tampoco naturalizados. Cada grupo etario, debió luchar por su espacio, y por ser considerado desde su misma identidad, identidad, que dejaba clara las grandes diferencias entre unos y otros. Hoy, lo llamamos Diversidad.
Sin embargo el caso de las mujeres, es singular, y tiene que ver con el abuso de poder sobre el género.
Generación tras generación durante años de años, la mujer fue devaluada, reducida a la condición de objeto, a veces esclava, otras objeto de intercambio, de pago de deuda como de “estuche” para albergar al infante humano, como nuevo miembro de las próximas generaciones. Su rol de madre, por encima de todos fue la constante, con argumentos filosóficos, éticos, y hasta religiosos que apoyaron dicha actitud.
Cuando hizo falta mano de obra en la Revolución Industrial, el “sagrado” y único rol de la mujer, se vio modificado ante los paradigmáticos cambios surgentes a partir de la mencionada revolución, y fue la mujer, un engranaje en la producción a gran escala, recibiendo a igual tarea, menor paga.
Hoy, es cierto que tenemos una mirada un poco más amplia, la ayuda de grupos que reclaman por sus derechos, a veces extremos en los reclamos, grupos que permitieron y permiten pensar profundamente en los problemas planteados.
El debate debería producirse, no hombres vs mujeres, sino desde cómo cada quien desde su espacio social, su rol, función, limitación, puede ser un ser valioso y favorable para sí mismo y para los otros. ¡Parece tan sencillo!
¡Bendita seas mujer, que aprendiste a vivir entre otros, muchas veces en forma silenciosa, siendo uno de los dispositivos muy pertinentes para la evolución humana!
¡Bendita seas, porque, a pesar del miedo, te animaste a correr muy temprano a la tumba de tu maestro para concretar los cuidados acostumbrados al cuerpo de tu Señor!
¡Bendita seas, porque no tuviste sueño, cuando velabas a tu hijo con fiebre, y mientras lo cuidabas, planificabas el día siguiente!
¡Bendita seas, porque el caminar y caminar con tu hijo enfermo en brazos para alcanzar la contención sanitaria, ni siquiera la sentiste.
¡Bendita seas, porque cuando tus padres lo precisaron estuviste ahí, repartiendo tu tiempo, entre tu trabajo tus obligaciones domésticas, y tus hijos!.
¡Bendita seas, porque durante nueve meses esperaste pacientemente la llegada del hijo!
¡Bendita seas, porque tus necesidades son siempre relegadas a fin de ofrecer tus servicios a quien lo necesite!
¡Bendita seas, porque además de tus tareas domésticas, hoy, cumplis con tareas laborales rentadas, percibiendo menor paga por igual función!
¡Bendita seas, porque la educación de los hijos, estuvo y está en tus manos, porque podes enjugar lágrimas de hijos y no hijos con el mismo amor!
¡Bendita seas, por no bajar los brazos, y estar siempre al servicio del enfermo, el preso, el niño, el anciano!
¡Bendita seas, porque tu misión, se cumple, siendo una con tu compañero, el hombre!!
¡Bendita sea la creación de Dios!!!
Susana Pedetti
Vice Coordinadora de Femma y Pastoral de la Mujer
8 de marzo de 2011