miércoles, 1 de agosto de 2012

Taller: COMUNICACIÓN




Desde la Pastoral de la Mujer nos parece importante el desarrollo de este taller porque una de nuestras preocupaciones es poder reflexionar cómo nos comunicamos en los diversos ámbitos de nuestras vidas.
Se considera “Taller” a aquel lugar donde concurren un grupo de personas para hacer un trabajo en común. Más aún, un taller es un seminario o semillero de hacer ese trabajo en común. Las personas se adiestran para la práctica de “algo”.


¿DE QUE HABLAMOS CUANDO NOS REFERIMOS A LA COMUNICACIÓN?

La comunicación es ante todo una compleja relación que necesariamente implica la participación activa de al menos dos personas. Esta no debe reducirse a un mero instrumento, sino que debe convertirse en una actitud permanente porque es un tema que nos atraviesa en todos los ámbitos y momentos de nuestras vidas, en forma personal, familiar, grupal, institucional, laboral, eclesial, etc.

Podemos decir que hay diversos axiomas de la comunicación y en este taller solamente vamos a mencionar algunos, a modo de ejemplo:
·         Es imposible no comunicarse.- Esto quiere decir que siempre estamos comunicando incluso con nuestro silencio, con la mirada, los gestos, etc. Sería la comunicación no verbal.
·         Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional, quiere decir que no solamente es importante lo que comunico (el contenido), sino cómo lo digo. Y esto último muchas veces condiciona lo primero, porque si lo digo descalificando a la otra persona, tendrá un efecto que  si lo digo con respeto, tendrá otra. Dentro de la comunicación no verbal podemos incluir los movimientos corporales, las posturas, los gestos, las expresiones faciales, movimientos de cejas, movimiento de ojo y la dirección de la mirada. Y en el lenguaje verbal, el volumen  de la voz, silencios, pausas en el flujo de la conversación, risas, bostezos, ritmo y velocidad de la conversación y errores.

No podemos dejar de mencionar, que la comunicación es el don mayor que Dios ha hecho a la humanidad, que sin ella no podríamos disfrutar de la vida en común  y por esto la comunicación cristiana debe ser un acto de amor que libera a todos/as los/las  que participamos de su Reino.


¿SOY GENERADORA DE INCOMUNICACIÓN?


En este caso, no se trata de practicar la “incomunicación” sino de reconocerla a partir de nosotras mismas.
La propuesta consiste en considerar los elementos que cada una hemos desarrollado por experiencia personal a lo largo de nuestra vida, pero teniendo en cuenta que, en circunstancias especiales y sin darnos cuenta, actuamos para favorecer la incomunicación.

¿Deseo encontrar en mi misma aquellos “puntos” que provocan incomunicación?
La Biblia establece que el hombre cosecha el resultado de sus acciones (Gálatas 6:7). ¿Qué cosecharemos si sembramos incomunicación?
Con la ayuda del Señor y contribuyendo al  trabajo en común (con los dones que Él nos dio), será bueno lograr que cada una examinemos con cuidado aquellos aspectos vinculados a la incomunicación (los que surjan en el taller).  Esto creará posibilidades tales como:
a)       acabar de comprender esos aspectos y comprendernos individualmente a nosotras mismas.
b)      rectificar o modificar  los juicios o ideas que teníamos formados previamente.
¿Cómo empezar a reconocer si genero incomunicación?
¿Cómo transformar la incomunicación en comunicación?.
 ¿Cómo iniciar la comunicación?
Los cristianos estamos atrapados en una compleja red de relaciones. ¿Cómo es conveniente relacionarse para no producir incomunicación? Dinámica: trabajo verbal y no verbal.

En la Biblia no está la palabra “relación”. Debe ser una palabra nueva. Sin embargo se deduce claramente la referencia a la relación con el Señor (Juan 15: 4 y 5), la relación entre marido y mujer (Efesios 5: 33), entre padres e hijos (Efesios 6: 2 y 3), relación con el prójimo (Levítico 19:18; Lucas 10: 25).

 ¿En cuáles aspectos estamos incomunicados con quienes tenemos una relación establecida? (Trabajo individual).

¿Qué obstáculos impiden una comunicación fluida? (Trabajo individual y grupal).

Tomar conocimiento de esos obstáculos que están adentro de nosotras mismas puede servir para salir de la incomunicación. También descubrir, reconocer, aquellas barreras que aparecen cuando nos relacionamos con el prójimo puede ser de utilidad para salir de la incomunicación y poder estar gozosas y regocijarnos en el Señor (Filipenses 2: 18).

Solamente las personas son sujetos y no objetos de la comunicación, por tanto, están en condiciones de desplegar todas sus posibilidades, tanto individual como colectivamente.

La comunicación que libera, capacita a las personas para que expresen sus necesidades propias y las ayuda a actuar juntas para salir de la incomunicación. Refuerza el sentimiento de dignidad y pone en relieve su derecho a participar plenamente en la vida de la sociedad.

No podemos dejar de mencionar que la comunicación profética está al servicio de la verdad y desenmascara la mentira. Las mentiras y las verdades  medias son una grave amenaza para la comunicación.


¿Qué sugerencias, ideas, podemos intercambiar para remover esos obstáculos?

Rueda de oración.

 Lic. Silvia Vera – (Córdoba).

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